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sábado, 11 de enero de 2020

Es invierno, es enero.


Es enero y afuera hay escarcha; cae helada aquí dentro sobre mi espalda.
Avalancha de este frío que cala hasta las venas, tiritando por las marchas, por la distancia y el tiempo entre los cuerpos.
Tengo invierno en los bolsillos.

Es enero y ahí afuera aún no amanece, es enero y es de noche; y aquí dentro nace inspiración entre las oscuridades.
Llegará la revancha del calor, renaciendo por la vuelta, por acortar distancias y la revuelta entre los cuerpos.
Tengo verano en los sueños.

Es enero, pero saldrá el sol ahí fuera; solo madruga un poeta que se consume aquí dentro y necesita llorar todas sus ansias inquietas. Para cuando fuera haya luz, ya habrá quedado apagada y tranquila su sed de poesía y de letras.
Acecha el hielo por los suelos, agrieta los recuerdos y sin embargo los deja intactos, permanentes; no había tiempo para separarse ni distancias que quebrasen a los cuerpos.
Tengo helados y perpetuos algunos momentos.

Es enero, y saldrá el sol ahí fuera; solo aquí dentro queda rastro de la madrugada. Se levantará el mundo y yo seguiré escribiendo.
Tengo versos que hablan de estos cuerpos.

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