Si decidiéramos levantar nuestras miradas, ¿cambiaría la
perspectiva?
Si levantáramos la tierra de esas fosas de falacia, ¿se
caerían nuestros velos de los ojos que no quieren ver?
Si hubiéramos escrito la historia de otra forma, ¿cuál sería
nuestro final?
Si todo eso que oímos lo viéramos desde nuestra ventana,
entre los escombros, en la calle, sintiendo la tierra en los pies, la sed, el
hambre o el fuego; si fueran nuestros ojos y nuestra piel la que sintiera,
entonces la realidad sería de todos y no para unos pocos.
Venimos efímeros como el tiempo, pasajeros, y arrasamos como
el viento. Destruyendo con las manos y matando con pensamientos. Si escuchas
lamentos es el destino, por todo lo que hemos hecho, lo que hemos consentido,
lo que hemos ignorado. Ser humano que espera que otro recoja el cadáver de sus
actos.
Malherida nuestra especie por la inmoralidad, con un mundo
agonizando antes de la muerte. Nos hemos convertido en sicarios, manejados por los
hilos del capitalismo, pegando disparos al medio que nos salva. Como tocarle las palmas a la muerte; le
vendemos el alma al que nos corta las alas y nos vacía la mente.
Si de verdad somos personas, ¿por qué nos hemos convertido
en asesinos?