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sábado, 5 de mayo de 2018

Entradas y salidas


Salí a la calle a contemplar el mundo, y este dejó de importar. Me encontré a mi misma más perdida que una bala, vagando a la deriva hacia las sombras. De cero a cien en un segundo, y el golpe de después me hizo tragarme el suelo, tener que recoger mi culpa; una mente insana en la penumbra. Era el chute, la calada a pulmón, el colocón de la noche más intensa...era la química de mi fórmula para anular mi vida, para anular las dudas.
Hoy soy la defensa del desesperado, he ido a terapia y ya no encuentro cura, he normalizado esta locura. Vi la amargura de mi vida y la pasé de largo, pero todo ese camino que escogí era de lodo y todo estaba putrefacto. Quema y destruye lo que no se ve, ácido abstracto. Me han dicho busca la salida y a mi me da la risa, si no sé ni cómo ni dónde me he metido, cómo voy a saber por dónde escapar, a dónde tirar, buscar el exit, volver a respirar.
Hoy mis ojeras llegarán hasta el infierno, últimamente ni duermo. Mi cabeza es la m-40 al dar la media noche, una autopista accidentada y mi vida entre esos cohes, cruzando al otro arcén esperando el choque. Una locura de estampa en estos últimos meses. Dulces pero amargos, con la rendición a mis pies por todas las veces que intenté avanzar. Sin aspiraciones, sin un duro y en detrimento...sigo pero no me encuentro.