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sábado, 28 de diciembre de 2019

Tiempo


Una vez más, giró la rueda pero no hay final;
caeremos en el límite…
y habrá vuelto a empezar.

Me concedió una tregua el tiempo, me acarició con tiento, avanzó lento. Me ha dado aire en el infierno; ahogó las llamas, me ha dado a catar el cielo.

El recorrido insaciable de la guerra de lo efímero; corazón al descubierto, ahora hay calma en el vacío.

Ha sido disparar e impactar, a pesar del retroceso o de mis heridas; apostar por el amor la cicatriz. Se perdieron cartuchos y balas, agotamos los intentos y aposté por mí.

Y escribí versos en madrugadas, porque la vida me llamaba; en mi cabeza había más polémica que en este universo de ideas enfrentadas. Aquí dentro se acababa el mundo, mientras ahí afuera había tormenta.

Apagué las luces de un teatro vacío, donde se representaba un final triste. Y colgué las alas en un precipicio y supieron volar y no caer. Y pude sentir el aire, después de sentir la asfixia; y pude ver las llamas desde arriba, todo ardiendo en carne viva.

Y he llorado de felicidad.

Y ahora sé lo que es luchar y ahora sé lo que es vencer.