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domingo, 17 de septiembre de 2017

Vida y tiempo.

Tiempo, que no perdona y mata; que no cura y no sana. Algo que se aprende como gaje del oficio, o como consecuencia del paso… de la vida. Esa que pasa, que pesa que pisa mientras uno se resigna. Aprender a tragar, asentir, aceptar. Y una mierda… aprender a callar, pero a callarles esas bocas ajenas que solo escupen bazofia; y romper esquemas. Simple, sencillo y fino como el borde del vinilo que reproduce bombo y caja de fondo. Sonando paralelo a nuestro mundo de ignorantes que no escuchan ni una letra protestante, que no leen ni un verso que proyecta la realidad que ven, pero que se niegan a observar. Caja tonta que os atrofia la cabeza, mundo inculto que se doblega a los pies de la realeza, putas y lujos que sacan de una parte del salario que el que curra no recibe. El individualismo va a matar al ser humano pero sigamos mirando nuestros pies que ya nos toparemos con los muros que delimitan a la patria de cada cual, ya que no somos personas sino españoles, franceses, húngaros, estadounidenses, mejicanos o sirios. Y ahora sonreírle a vuestra bandera y sentiros orgullosos que la vida pasa y pesa… y pisa y cuando estéis en la caja de la muerte ya será tarde para levantar el puño y luchar.

Y ya no hablemos del amor, si estamos en tiempos de odio. Amor líquido que decía Bauman y que generoso, si el toxicismo apesta en las nuevas generaciones. Si solo confío en el amor propio y también me lo destrozaron. Cortar alas, poner sogas y tirar para apretar, ahogar poco a poco. Supone escapar a tiempo o morir en el intento y después… a seguir la vida que pasa que pesa y que pisa, huyendo, por miedo a que te pisen, te pasen por encima y te pese toda la culpa cuando tú solo buscas querer y dar. Con una venda en los ojos y otra en la boca y los pies puesta por el otro. Y eso, que el tiempo corre pero no cura como decían, porque este cabrón discurre pero el daño nunca se esfuma y el miedo irradia con la rabia. Por mucho que la raja de un cuchillo cicatrice siempre dará escalofríos recordar como la hoja afilada atravesaba la piel. y por ello perder la fe en el mundo y ponerla en uno mismo, porque quererse es el pilar fundamental de una libertad que todo tu alrededor intentará arrebatarte. 

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